En el marco de la celebración del Día del Padre, que en México se celebra el tercer domingo del mes de junio, el Gobierno Municipal, a través de la Dirección de Seguridad Pública, extiende una felicitación a todos los elementos que pertenecen a la corporación, que son papás y que cada día ponen en riesgo su propia integridad para cuidar de las y los chihuahuenses en las calles, reconociendo de manera especial a aquellos que cuentan también con hijos e incluso nietos que han seguido su legado para vigilar de la ciudadanía.
Detrás de sus imponentes y distintivos uniformes que los acreditan con el título oficial de policías o bomberos, existen seres humanos sensibles, hombres como cualquier otro: esposos, hermanos, hijos o padres de familia que, al igual que lo harían con cualquier persona para servir y proteger su vida, entregan su corazón y alma por sus hijas e hijos, quienes los esperan en casa después de las riesgosas jornadas de trabajo.
Ser papá, pero también policía o bombero, implica un doble esfuerzo, en particular cuando por diferentes circunstancias, estos tienen la responsabilidad total del cuidado de sus hijas e hijos, realizando la función de padre y madre a la vez, hecho digno de ser reconocido.
Debajo de esa placa que portan al pecho, estos héroes sin capa tienen a alguien que los espera en su hogar, a alguien que los admira y los presume ante sus amigos o en la escuela y por quienes sienten tanto orgullo, al ser estos dos de los oficios más preciados por la comunidad y a su vez los más criticados, debido a la naturaleza misma de sus funciones.
Esto no ha sido obstáculo para que los papás policías o bomberos del municipio realicen sus labores cotidianas de la mejor manera para servir y proteger a su comunidad; juramento y compromiso que realizaron al graduarse de la academia y que han valido para convertir a la corporación capitalina en modelo a nivel nacional, debido a los altos estándares de equipamiento y profesionalización con que cuenta.
El policía de academia Bryan Jáquez, del Distrito Morelos y cuyo papá, León Jáquez Frías, es actualmente jefe de la Policía Montada, con 20 años de servicio en la Dirección de Seguridad Pública, siguió los mismos pasos de su progenitor y expresa la gran admiración que siente por él desde que era sólo un niño.
“Para mí es un orgullo ser policía, pero la mayor satisfacción es tenerlo a él como ejemplo y modelo, pues ya tiene 20 años de servicio y gran experiencia en lo que hace. Ha sido mi mejor consejero y aliado. Una de mis metas en la vida era unirme a las filas de la Policía, pues me gustaba y me llamaba mucho la atención lo que hacía mi papá”.
Por su parte, el bombero segundo, Joaquín Alberto Gardea Molinar, con 18 años dentro de la institución, refirió tener dos hijos que le siguieron los pasos en el combate de incendios: Homar Alejandro y Julián Alberto Gardea.
“Actualmente mi papá y mi hermano están más enfocados en la labor administrativa del H. Cuerpo de Bomberos, y yo en la operativa. Mi padre siempre ha sido un héroe para mí y es lo que me hizo seguir el mismo legado, intentando seguir su ejemplo. Desde pequeños, mi hermano y yo lo acompañábamos a su trabajo y a sus prácticas. Creo que de ahí surgió nuestro gusto por servir a la comunidad combatiendo incendios.”, expresó su hijo Homar.